Maruja Mallo (Viveiro, Lugo, 5 de enero de 1902- Madrid, 6 de febrero de 1995), fue una pintora surrealista española.​ Está considerada como artista de la generación de 1927 dentro de la denominada vanguardia interior española.

Bautizada con el nombre de Ana María Gómez González, fue la cuarta hija de los catorce que tuvo el matrimonio formado por el madrileño Justo Gómez Mallo (funcionario del Cuerpo de Aduanas) y María del Pilar González Lorenzo (de ascendencia gallega) y hermana mayor del escultor Cristino Mallo (nacido en Tuy en 1905). Ambos hermanos utilizaron el segundo apellido de su padre.

Colaboró intensamente con Alberti hasta 1931, quedando constancia de este trabajo conjunto los decorados del drama Santa Casilda (1930) y La pájara Pinta (publicada en 1932) testimonios en libros como Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos (1929) y en Sermones y moradas (1930). En estos años pinta la serie Cloacas y Campanarios, cercana a los planteamientos de la Escuela de Vallecas de Alberto Sánchez, Benjamín Palencia, Miguel Prieto, Arturo Souto, Rodríguez Luna y Eduardo Vicente, de la que formó parte.