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SAFO DE METILENE

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Considerada por Platón como la décima musa griega y por Dionisio de Halicarnaso como la principal exponente de la poesía lírica en Grecia, Safo fue la primera mujer que comprendió el arte poético y musical de su tiempo renovándolo, dulcificándolo y adaptándolo a su estilo para poder expresar sus ideas y sentimientos.

Nacida en la Isla de Lesbos, también se le conoce como la primera poeta lesbiana.

Por temas políticos de su familia, se vio obligada a exiliarse en Siracusa. Creóla llamada Casa de las Musas. Esta escuela estaba dedicada a la educación de las jóvenes vírgenes, instruyéndolas en varias artes y desarrollando un alto nivel emocional. A diferencia de otras educaciones destinadas a futuras mujeres casaderas, ellas celebraban el canto a la boda y no a la maternidad, al placer del amor de una pareja y no a la procreación, buscando el placer de acercarse a la belleza. Este ideal de búsqueda de belleza nos remite a la poesía, la danza y la música.

 Safo fue una reconocida poetisa de su época, mas bien de la poesía lírica, la cual, cantaba con una lira, consiguiendo innovarla desde un punto de vista técnico y estilístico.

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Su muerte es un misterio. La que se conoce surge de un fragmento de la propia poetisa. Se cree que Faón, un hombre bello, la rechazó y ella terminó con su vida suicidándose, se lanzó sobre el año 580 a.c. desde una roca de un acantilado de la isla de Leúcade al mar por culpa de ese amor no correspondido. Otra versión dice que este escrito no representa ese amor no correspondido por Faón sino que era una metáfora de una decepción amorosa que sufrió con una de sus amadas.

 

Lejos de su misteriosa muerte, y de su vida, los datos que más nos han llegado o perdurado al tiempo es su obra, o mas bien la importancia que tuvo ésta, ya que, desgraciadamente, tan sólo conocemos de su legado pequeños fragmentos de sus poesías. A través de materiales de desechos y parte de su poema Himno u Oda a Afrodita, donde manifestó sus preocupaciones como el amor, la tristeza, el abandono, los celos, el deseo o la ternura, entre otros, destacando  la atención de la sonoridad y la sencillez del lenguaje empleado.

Aunque su persona tuviera una gran relevancia en su tiempo, el simple hecho de ser mujer la persiguió a lo largo de la Historia. Por expresar abiertamente la atracción que sentía hacia sus discípulas, la relación erótica que puede haber entre dos mujeres, la achacaron la falsa imagen de prostituta y lascivia. Al final del siglo IV a.c, se le atribuyó relaciones amorosas con Anacreonte, mientras que los autores de la Comedia Media prefirieron relacionarla con Faón y hacer de su supuesto suicidio, llegando a Ovidio, quien con su obra Heroida XV acabó por deformar su imagen.

Fue en la Edad Media donde el concepto de amor sáfico se transformó en sinónimo de deseo sexual femenino irrefrenable ligado al tocamiento, derivando a dos concepciones que se tenían en el siglo XVII:

1. Se relaciona a Safo con esa mujer poetisa de la que se estudia sus versos y bibliografía y que representa a la mujer que desarrolla libremente su arte y es dueña de su vida.

2. Safo como término negativo, se busca ridiculizar a las mujeres sabias y sobre todo para designar despectivamente a las feministas.

Durante la Ilustración y la Época Victoriana su imagen fue el estandarte de libertinos y bohemios los cuales copiaron dos aspectos de su vida, los círculos artísticos y una mayor libertad moral; aunque también puso de moda la amistad entre dos mujeres pero que en la cual no se concebía ningún componente sexual. La última concepción de su nombre, o relacionado con su nombre proviene una vez pasada la Segunda Guerra Mundial, cuando las mujeres querían participar plenamente en la construcción de su propia concepción, en la búsqueda de su libertad y de su propia autonomía, se estableció el término lesbianismo como sinónimo de relación homosexual plenamente normal entre dos mujeres.

Su obra

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Pocos datos ciertos se tienen acerca de Safo, de quien tan sólo se conservaron 650 versos, extraídos de citas tardías y del moderno estudio de papiros.

De su obra, que al parecer constaba de nueve libros de extensión variada, se han conservado algunos Epitalamios, cantos nupciales para los cuales creó un ritmo propio y un metro nuevo, que pasó a denominarse sáfico, y fragmentos de poemas dirigidos a algunas de las mujeres que convivían con ella.

Su poesía tuvo un gran éxito ya en la Antigüedad, y sirvió de fuente de inspiración a grandes poetas, como Teócrito o Cátulo y a  partir de la época alejandrina se puso de manifiesto el interés por conservar su obra e intentar descubrir nuevas partes. A pesar de lo fragmentario de su producción conservada, parece que Safo consiguió hacer realidad su deseo, acorde con la concepción helénica de la poesía, de hacer perdurable su amor a través de su creación poética.

ODA A AFRODITA

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¡Tú que te sientas en trono resplandeciente,
inmortal Afrodita!
¡Hija de Zeus, sabia en las artes de amor, te suplico,
augusta diosa, no consientas que, en el dolor,
perezca mi alma!
Desciende a mis plegarias, como viniste otra vez,
dejando el palacio paterno, en tu carro de áureos atalajes.
Tus lindos gorriones te bajaron desde el cielo,
a través de los aires agitados por el precipitado batir de sus alas.
Una vez junto a mí, ¡oh diosa!, sonrientes tus labios inmortales,
preguntaste por qué te llamaba, qué pena tenía,
qué nuevo deseo agitaba mi pecho,
y a quién pretendía sujetar con los lazos de mi amor.
Safo, me dijiste, ¿quién se atreve a injuriarte?
Si te rehúye, pronto te ha de buscar;
si rehúsa tus obsequios, pronto te los ofrecerá él mismo.
Si ahora no te ama, te amará hasta cuando no lo desees.
¡Ven a mí ahora también, líbrame de mis crueles tormentos!
¡Cumple los deseos de mi corazón, no me rehúses tu
ayuda todopoderosa!
Lamento:
Dulce madre mía, no puedo trabajar,
el huso se me cae de entre los dedos
Afrodita ha llenado mi corazón
de amor a un bello adolescente

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